16.3.10

Los gatos de los pendejos o el Luis Miguel Villa ya no sabe ni pa´dónde hacerse








Fotógrafo de vez en cuando y "catalogador" del COLEF, fracasado que bien puede pasar sin pena ni gloria. Desaliñado. Ojos enrojecidos tras diminutos lentes oscuros tipo Johm Lennon, cabello sucio y maltrado, estas pueden ser algunas palabras con las que, con todo respeto, puedo presentarle al héroe de la artisteada local: Luis Miguel Villa




Es cierto que hay gente que no debería tener derecho a ser nombrada, se preguntará usted ¿si tan insignificantes y estúpidos son porqué hablar de ellos? la razón está en la misma pregunta: Hay que señalarlos. Este tipo de gente resulta molesta en las fiestas, en la presentación de un libro, en una plática interesante, festivales de arte y manifestaciones por igual; están en todos lados. Imagine usted el siguiente escenario. Una conferencia de filosofía, para ser más precisos, un charla sobre el presente y el cuestionamiento de qué es y si es que existe. El héroe acecha, le sudan las manos y en su diminuto cerebro, formula con mucho esfuerzo una pregunta con la que cree ser un tipo inteligente e interesante "¿Quién es Usted?" le pregunta al expositor mirándolo fijamente a los ojos. El expositor voltea incrédulo hacia el héroe , conteniendo la risa y con un tono sarcástico responde: "Yo soy Sergio, mucho gusto" . Carcajadas. Alguna gente que ya se había topado con anterioridad al héroe no esperaba menos. El héroe solo recoge sus cosas y se va.




Ahora imagine esta otra. Una manifestación en contra de un nuevo nombramiento. El Sotaquín Yépez empieza a juntar a la perrada culturera para "hacer bola" , el héroe encuentra una nueva oportunidad para ser visto, no obstante se hace acompañar de una hembra elefantiásica, esta vez en la presentación de un portal periodístico. El momente que el héroe está esperando por fin llega. La sesión de preguntas y comentarios es la catapulta hacia la fama. Nuestro héroe ya es un artista e intelectual ¡Lo hizo! leyó la Famosa Carta y con ello obtuvo sus 2 minutos de fama. Él lo había logrado. Orgulloso de pertenecer al colectivo Todosomosunmundo Pequeño, sintió que tenía que hacer aún más por los suyos. Decidido a seguir siendo "artista" y no defraudar a sus nuevos amos dispuso su tiempo en repartir botellas de agua bajo el sol de medio día, intervenir (según él) eventos a diestra y siniestra sin otro propósito más que el de agradar a sus nuevos amigos.


El tiempo pasó, las aguas se calmaron y los pseudo artistas se cansaron de hacer berrinche, ¿pero él? Él tenía necesidad de atención. Hoy se le puede ver por algunos eventos, lanzando alguna pregunta estúpida o posteando incoherencias en Feisbuk que le hacen revivir sus heróicas hazañas o como diría mi abuela, lanzando patadas de ahogado.








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